Cabecita Loca
Conocí a Víctor Clavería gracias a un compañero de carrera. Yo relacionaba el nombre con una botella colorida que contenía sangría; y para mi grata sorpresa Cabecita Loca se dedica a la elaboración de “pequeñas-grandes” joyas vitivinícolas, rodeadas de historias entrañables.
El origen de Cabecita Loca comienza cuando Víctor, licenciado en economía, decide dejar su cómo trabajo de “9-5” para perseguir un sueño: elaborar vino.
Por el camino de formación en su nueva profesión conoce a Isabel, su esposa, junto con quién “madura” la idea de reformar la antigua casa de sus abuelos, Casa Ric, para elaborar un vino que refleje su natal Montesa (Huesca). A este dúo dinámico se unieron Pablo y Bea; quienes contaban con una bodega acondicionada en la casa familiar y viñedos ubicados en Montesa y compartían las mismas inquietudes que Víctor e Isabel.
La tesis que gira en torno a Cabecita Loca es sencilla de explicar:
- Comprender el entorno que los rodea. Desde la historia del vino que se elaboraba y viajaba por la zona hasta el equilibrio de las vides con las que elaboran su vino.
- Experimentar con métodos de elaboración artesanales, antiguas técnicas de envejecimiento del vino y la elaboración de bebidas con base vino.
- Respetar su entorno; manejando el viñedo de manera responsable y tradicional, utilizando técnicas manuales y manteniendo la artesanía de sus procesos.
Además de elaborar Zinca, su gama de vinos con métodos de elaboración y maduración poco convencional. Cabecita Loca elabora vermouth, un vino fortificado y aromatizados con distintos botánicos de la zona, primando la presencia de la Artemisia absinthium, también conocida como ajenjo.
En 2016, el Gobierno de Aragón, concedió a Cabecita Loca su distinción de Empresa Artesanal Alimentaria; reconociendo los procesos tradicionales y artesanales de la Bodega. Hoy en día son la única bodega enológica en Aragón que cuenta con este certificado.